sábado, 24 de julio de 2010
"Estar desnuda me favorece más que estar vestida"
Después de varios meses con bajo perfil, la vedette se sumó a la revista teatral "Carnaval de Estrellas" en reemplazo de Jesica Cirio. En esta entrevista, habla de sus obsesiones, de su novio y del culto a su cuerpo.
Una mira a Adabel Guerrero en paños menores mientras se maquilla, sentada con las piernas cruzadas a lo indio, frente al espejo y trata de encontrarle algún defecto. ¿Celulitis? No tiene. ¿Estrías? Tampoco. Se esparce crema por las pantorrillas y se agacha con las piernas estiradas como si fuera algo sencillo, como si cualquier otro mortal pudiera hacerlo. Pero detrás de las medidas perfectas y el make up se asoma una chica más, aquella que no trabaja para ser diva y sí para destacarse como artista.
El productor Daniel Comba la convocó como reemplazante de Jésica Cirio en la revista “Carnaval de Estrellas”, y la ex rubia llenó ese espacio con creces. “Estoy feliz de la vida, pero más que nada porque me dieron la oportunidad de tener un lugar más allá del ego que a uno le produce. Con Daniel ya veníamos hablando, y cuando se fue Jésica me volvió a llamar, me dijo que quería que ocupara ese lugar”.
–¿Cómo le caen las comparaciones con Jésica?
–Estoy haciendo los mismos cuadros que ella, pero en realidad no se puede comparar porque yo llegué con un montón de cosas en la cabeza y cambié los cuadros. Entonces, eso me libera un poco, es algo diferente.
–¿Cree en el destino y que su participación en este show tenía que darse así?
–No creo que el destino ya esté escrito y uno esperando en su casa mientras las cosas suceden. Creo que cuando uno tiene deseos sanos y verdaderos, el universo va conspirando con ese esfuerzo que uno hace para conseguir las cosas. También mucho tiene que ver con la cabeza, porque si sos negado por más que te esfuerces, las cosas no se dan. Si no confiás en vos mismo y no tenés seguridad, el de afuera menos.
–Y es un ambiente de mucha inseguridad en el que está metida.
–Sí, muy complicado.
–Hace un tiempo declaró en esta revista que iba a mostrar lolas y cola hasta que fuera necesario. ¿Cree que lo sigue siendo?
–Mirá, yo amo a mi cuerpo, por eso también lo cuido e intento que esté siempre lindo; porque además es mi carta de presentación y mi herramienta de trabajo. Me encanta el cuerpo desnudo, la foto artística; la foto desnuda con pose zafada ya me parece grotesca. A mí estar desnuda me favorece más que estar vestida, porque vestida se me ve más grandota, y sin ropa se ve el músculo, es más armonioso el cuerpo.
–¿Es obsesiva?
–Y…, lo que pasa es que lo soy en todos los ámbitos, entonces es algo más (risas).
–Se mira al espejo y se busca el defecto, entonces.
–No es que busco el defecto, me gusta la perfección, la armonía. Creo que la belleza es armonía, y la armonía es algo casi perfecto. Casi, porque también un detalle te hace diferente. La perfección da hasta frialdad. De pronto, reconozco mis defectos y trato de ocultarlos o mejorarlos en la medida que se pueda. Si no se puede, bueno, ahí están, son parte de la personalidad.
–¿Es pro cirugía, dependiendo del caso?
–Creo que con cierto sentido común la cirugía es buena, porque levanta la autoestima. Yo, por ejemplo, era “un amigo” y honestamente desde que me puse las lolas me siento más mujer. Tenía la nariz un poco más ancha, y me la retoqué. Entonces, mientras que no te vayas de mambo, me parece que está bueno. Quieras o no es un riesgo. Te hacés algo en la cara que no te gustó y cagaste. Hoy en día ves a las chicas totalmente desfiguradas y decís: “me muero si quedo así”. Hay mujeres que si no están maquilladas o producidas son un monstruo. Y yo quiero ser una chica común y corriente, lo más bonita posible, con cierta personalidad.
–Está cerca de su cumpleaños, ¿cómo se lleva con el paso del tiempo?
–Te cuento que voy a develar mi edad, finalmente (risas). Mirá, las arrugas todavía no me las veo, y las canas no me las veo porque me hago color, así que las vengo esquivando (risas).
–Martín, su pareja, ¿cómo es en ese aspecto? Se lo ve muy prolijo también.
–Sí, ésa es una de las cosas que me enamoró de él. ¿Viste lo que es? Es hermoso (risas). Siempre está bien vestidito, con sus zapatillas blancas impecables. Desde que estamos juntos él me limpia a mí las zapatillas. Me encanta su desprolijidad prolija (risas). El look Gonzalo Heredia.
–Usted pasa más tiempo frente al espejo que él, ¿no?
–Sí, pero yo lo paso por obligación, antes de empezar en esto era una chirusita (risas).
Por Mariana Merlo, elargentino.com
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